La biodiversidad como palanca de los proyectos

Comprender, estructurar, actuar. El IRICE publica una serie de artículos breves concebidos para ayudar a los responsables de la toma de decisiones a integrar la biodiversidad en los proyectos inmobiliarios de forma clara, cuantificable y operativa. Dirigidos a autoridades locales, propietarios de proyectos, promotores e inversores, estos artículos abordan puntos de fricción recurrentes, herramientas existentes y palancas concretas para hacer de la biodiversidad un activo del proyecto, no una restricción formal. ➤ Todo el contenido ha sido redactado por el equipo de IRICE a partir de casos reales, comentarios sobre el terreno y experiencias compartidas.
Cuando "ecológico" no significa nada: análisis de un caso de alegaciones medioambientales infundadas

Cuando "ecológico" no significa nada: análisis de un caso de alegaciones medioambientales infundadas

Sábado, 19 de abril de 2025

El artículo publicado en La Marseillaise el 18 de abril de 2025 sobre la construcción de la nueva sede de Setec en Vitrolles ilustra una deriva cada vez más extendida en la comunicación medioambiental: el uso sin control de la palabra "ecológico". Lejos de ser anecdótico, este tipo de alegaciones forma parte de un problema claramente identificado por los poderes públicos.

1. Una alegación sin propósito verificable

La palabra "ecológico" se utiliza aquí para describir un proyecto que promueve la eficiencia energética, materiales parcialmente reciclados, un disipador de calor y un enfoque BDM (Bâtiment Durable Méditerranéen). Todas estas características técnicas son encomiables, pero entran dentro del campo del rendimiento energético, no de la ecología en sentido estricto.

Como recuerda la guía 2023 del CNC (Conseil National de la Consommation) sobre alegaciones medioambientales, una alegación se considera engañosa cuando hace referencia a un beneficio medioambiental sin pruebas, un ámbito de aplicación definido o una referencia reconocida. La palabra "ecológico" implica que se tienen en cuenta los ecosistemas, la biodiversidad, el suelo, el agua, la continuidad ecológica, las especies, etc. Ninguno de estos aspectos se aborda en el artículo. Por lo tanto, la referencia es inadecuada.

El artículo L.121-2 del Código de Consumo francés prohíbe las prácticas comerciales engañosas, incluso por omisión o imprecisión. El uso de la palabra "ecológico" sin demostración ni prueba constituye, a este respecto, una afirmación medioambiental infundada potencialmente sancionable.

El CNC advierte específicamente contra estos usos genéricos, que perpetúan la confusión entre rendimiento energético y ecología eludiendo los requisitos de transparencia. El Consejo recomienda, entre otras cosas

  • evitar el uso de términos omnicomprensivos como "ecológico" si no están respaldados por un marco de referencia definido;
  • especificar el alcance exacto de la reivindicación;
  • confiar en una certificación verificable.

Aunque los esfuerzos técnicos del proyecto Setec son reales, hay que matizarlos rigurosamente. Hablar de un edificio con bajas emisiones de carbono, o de rendimiento energético, es pertinente si los elementos se miden y certifican. Hablar de un edificio "verde" no lo es, a menos que se demuestre un enfoque sistémico que integre los equilibrios naturales y la biodiversidad.

Este cambio semántico es estratégico: permite obtener reconocimiento público, cobertura mediática e incluso distinciones institucionales, sin cumplir los requisitos técnicos, científicos o normativos de la transición ecológica. Esto es precisamente lo que la ley pretende evitar.

Conclusión: necesidad de vigilancia

El artículo de La Marsellesa es un caso de manual. No se trata de criticar el proyecto, sino de poner de relieve una cuestión fundamental: las palabras tienen peso jurídico. El uso de la palabra "ecológico" es vinculante y requiere pruebas. Si no es así, todo el proceso de transición sufre, al diluirse su credibilidad.

En IRICE abogamos por el uso riguroso de las declaraciones medioambientales. Esta es la razón de ser de nuestras certificaciones: objetivar, medir y trazar, para que los compromisos medioambientales no sean meras historias, sino hechos.

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